martes, 18 de marzo de 2014

Tai chi: Orígenes

El Tai chi chuan, abreviando tai chi, se atribuye a un monje taoísta: Chan San Feng.
Esto es en parte mito, pero a mí me encanta ver un origen mágico en las cosas. 
Cuenta la leyenda que el inmortal taoísta Chan San Feng, allá por el siglo XII (d.c.), iba paseando por el bello y misterioso monte Wudang. Caminaba distraido, disfrutando del paisaje y de los sonidos eternos del Tao, que le llegaban en forma de crepitar de las hojas, del canto de los pájaros y de los misteriosos sonidos de la montaña. En esto que observó una majestuosa grulla blanca. Era preciosa, de esbelto y afilado pico. Blancas sin mácula las plumas. Poderosas y fuertes alas, junto con sus largas patas. La grulla, de tremolante penacho; miraba fiera a una serpiente. La serpiente enroscada sobre sí misma, con la cabeza erguida y la lengua siseando. Dobla su tamaño y mira fijamente a la grulla.
Empezó una terrible batalla entre la grulla y la serpiente. La grulla intentaba picar a la serpiente con su poderoso pico, y ésta, ágil y esquiva se libraba alegremente de todos los ataques de la grulla. Por supuesto la serpiente también atacaba. Utilizaba su flexibilidad y su capacidad envolvente, para atrapar y derrocar a la grulla. Intentaba hacerle perder el equilibrio, romperle un ala...etc,etc.
Y así nuestro monje se inspiro en la lucha de la grulla y la serpiente, para crear el maravilloso arte marcial del Tai chi chuan.
Ya que el Tai chi se caracteriza por movimientos armoniosos y equilibrados, junto con una flexibilidad inusitada. Es un arte marcial muy efectivo, que trabaja con la fluidez; con la capacidad de seguir y adherirse a sus enemigos, y llevarles a devastadoras aplicaciones marciales; con la elegancia de la grulla y la capacidad envolvente y flexible de la serpiente.
Inspirándonos en el eterno cambio del yin-yang, fuerte-flojo, lleno-vacío, duro-blando, activo-pasivo, másculino-femenino, agua-fuego, arriba-abajo, cielo-tierra....

Concluyendo el tai chi es un arte marcial que mediante la búsqueda del equilibrio, interno y externo, consigue armonizar diversos aspectos del ser humano. Logrando ser fluido con el cuerpo y también con la mente. 
Practicando tai chi, en ocasiones, puedes sentir que tu ego se diluye como una gota de agua en el océano. Así la parte se une con el todo y ya no hay distinciones. No hay un tú y un yo. 
No hay un fuera y un dentro.
Solo existe el Tao.